Un camino
sombreado de árboles procura a todo aquel que desea adentrarse en el pueblo un sinnúmero de razones por las cuales volver. Motivos todos suficientes
para enamorarse, realizar rituales bautismales y alianzas ceremoniales.
Más hondo que
las profundidades del mar, Chuao se encuentra lejos de un amor Azul. Transitado
el camino con desapego descubrimos sin dificultad alguna la sencillez de los
nativos de ésta región. Esta humildad propia del hombre de pueblo. 
Místico por
naturaleza, es el río el que va corriendo abrazado a la vida de los más pequeños.
Mientras los ve pasar casi despreocupado e indiferente, nace en su orilla la promesa de sus habitantes, el cacao; con denominación de origen es
uno de los mejores del  mundo.
El destino
comienza a dar indicios. Cada quien debe agarrar su propio camino. El ocaso acomete
contra las honduras de la vida y también del amor frente a sus gentes, en éste lugar
genuino y hermoso llamado Chuao.


.jpg)
.jpg)
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario