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Autorretrato Sara C Petrizzo Fotografía |
En la literatura sumeria
la historia del árbol Huluppu comienza así “una vez que Anu hubo reclamado los
cielos, despúes que Enlil hubo tomado la tierra, despúes que Ereshkigal fue en
el mundo subterráneo” el árbol Huluppu plantado a orillas
del río Ëufrates fue arrancado por la violencia del viento del Sur y
arrastrado sus raices por las aguas del río primordial.
Inanna lo recoje de su
estado natural y lo lleva al jardín sagrado de cultivo. Despúes de que lo ha
cuidado por un período determinado de tiempo emergen de ella sus deseos de
conexión con el árbol. Esperaba hacerse un trono con él por lo que no fue capaz
de cortarlo ya que estaba habitado por tres seres como dice a continuación el
relato “En su base la serpiente había hecho un nido, en su cima el pájaro Zu
había puesto a sus polluelos, en su centro Lilit construido una casa”.
En esta parte de la
historia su hermano viene en su ayuda. "Con su gran hacha de bronce, que
pesaba siete talentos y siete minas, Gilgamesh mata a la serpiente. El
pájaro-Zu huye con sus polluelos a las montañas y el ser Lil-la-ke destruye su
casa y escapa al desierto. Gilgamesh cortó el árbol y se lo dio a Inanna que
hizo un trono y una cama de la base del árbol".
Hemos vivido a través del
universo simbólico de los personajes sumerios el relato del despertar de Inanna
y de nuestro propio mundo interior. Estamos listos para actuar con
determinación y liberarnos de las criaturas aterradoras que nos habitan.
De esta manera, el árbol
de Huluppu es la muerte y el renacimiento de las criauturas que
moran en la oscuridad de nuestros ser convertidas a la luz de nuestra propia
conciencia.
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