Sobre el Pacífico, lejos de todo, un pequeño pueblo donde la mayoría de los habitantes son pescadores, alberga en su playa a mochileros de todos lados del mundo.
Junto a las embarcaciones de pescadores que llegaban a la orilla caminamos hasta el final del balneario. Este discreto lugar, poco desarrollado en su infraestructura de casas de caña y madera combina mágicamente la arena negra y brillante con el color del agua esmeralda.
Este pequeño y hermosos balneario conjuga los elementos de sol, mar y olas combinado con el vuelo de las gaviotas y pelícanos deleite para todos los que allí estábamos.
El mejor secreto guardado de Esmeraldas, ésta una parada obligada en la “ruta del sol”.
Un poco más al sur encontramos un destino privilegiado. Isla Portete. Accesible únicamente en canoa, la playa permanece aislada y tranquila separada del continente por un canal de corrientes rápidas.
Caminar por la extensa y única playa de cocoteros fue una de mis actividades relajadas predilectas. De esta pequeña isla puedo decir que los bungaló que allí existen son el ensueño de cualquier persona amante de la naturaleza que quiera vivir en ella.
Y cuando cae el sol es bueno saber que la Sra. Ana nos ofrece uno de los mejores platos de mariscos para probar la especialidad de recetas de la provincia: Encocado, un plato de camarones provenientes de las aguas del lugar que se destaca particularmente por cocinar los mariscos en una espesa salsa a base de coco.
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