Quito, arrabal del cielo, con ángeles que ordeñan
en los establos húmedos del alba,
en los establos húmedos del alba,
niñas despiertas en los zaguanes
con los pechos crecidos en las manos,
frailes de bruces en sus noches solitarias
con los pechos crecidos en las manos,
frailes de bruces en sus noches solitarias
mientras los campanarios apuntalan los cielos,
cenicientas mujeres enlutadas
pendientes de los confesonarios y las campanas,
cenicientas mujeres enlutadas
pendientes de los confesonarios y las campanas,
patios que comentan las noticias,
cerros para orear las casas,
cerros para orear las casas,
ventanas que pinchan a los vecinos
con las espinas de las miradas
con las espinas de las miradas
y en la algarabía de la calle
soldados de aserrín y muñecas con música y una taberna desvelada
Ah, y yo, adrede, silbando como un sastre
para que se abra una ventana.
para que se abra una ventana.
letra jorge Reyes
Bello Sara!
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