lunes, 22 de diciembre de 2014

La pasión errante



Errabundeo. Aunque todo amor sea vivido único y aunque el sujeto rehace la idea de repetirlo más tarde en otra parte, sorprende a veces en él una suerte de difusión del deseo amoroso; comprende entonces que está condenado a errar hasta la muerte, de amor en amor. roland barthes

Estas imágenes reconstruyen la pasión, ese puñal que hunde su hoja en el deseo para profundizarla. La carne del amor, el amor mismo, el cuerpo frente al alma, el espíritu afectado, limitado por su propio amor.

Una especie de inconstancia constante. La mutabilidad perpétua in inconstantia. El errabundeo continúa.

Instantes de una música a otro tiempo afectan los sonidos de la voz interior asentados y permanentes en el asomado dolor.

El amor varía de tono. Está poder sobrevivirla en el lugar donde se consagra el silencio de la presencia sonora en la distancia.

Me obstino en actuar con mis propios desalientos en la desmesurada fragilidad del desasosiego; como si el amor pudiera un día colmarse de amor.

“Cómo siento este ruego de amor que une al universo”. Cecilia Ortiz





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