lunes, 19 de mayo de 2014

En la caverna, nuestro mundo


En un lugar secreto, dos personajes hacen de esta imagen un santuario privado. Aislados en la casa para vivir su leyenda, fueron sus modelos los monstruos de las llamas. Fusionaron la ensoñación a una respuesta sentimental y a la vez desafiante en su aislamiento.

La imagen nos lleva a ahondar en las entrañas, sobrevivir de los viajes al infierno. Descender al inframundo y regresar. Volver a la vida totalmente transformados como el mito de Inanna. El viaje espiritual requiere de un renacimiento y renovación del alma, de una vida nueva. La resurrección espiritual o psicológica.

De una imaginería evocativa, la imagen tienden a sumirse en el sentimiento de lo vivido. “A menudo algo perturba más que la fotografía que se vive en realidad”. Es vulnerabilidad. “Fotografiar es apropiarse de lo fotografiado”. Significa establecer con el mundo una relación determinada con Eros y  Psique. No es sólo el mero resultado del encuentro entre un acontecimiento y unos fotógrafos “hacer imágenes es un acontecimiento es sí mismo”.

Esto supone una energía “fáustica” y "psíquica" necesarias. La lujuria nunca se puede satisfacer por que las posibilidades de las imágenes son infinitas y porque el proyecto termina por devorarse a sí mismo. La imagen consume la realidad. La fuerza de la imagen fotográfica proviene de que es más real de lo que cualquiera puede haberse imaginado.

Según Cirlot en el Diccionario de símbolos, la hoguera es equivalente al huevo, en su centro se encuentra el germen que representa el origen. También es una energía espiritual transformadora y regeneradora que se corresponde con el simbolismo de la espada, cortar las ataduras cuando sea necesario. Es el medio sacrifical necesario para el triunfo destinado a la purificación (espíritu del principio luminoso) y destrucción de las fuerzas del mal (las tinieblas).

La imagen implica una mágica actitud existencial. Participa de la mortalidad, mutabilidad, vulnerabilidad del momento, de la despiadada disolución del tiempo. “Recuerda que morirás”.Este dualismo situacional del hombre ante las cosas sugiere el anhelo de destruir el tiempo y llevarlo todo a su final. 

De esta manera, el arte de fotografiar es “crepuscular". La imagen es a la vez presencia y ausencia. Encuentro y desencuentro. La percepción de lo inalcanzable que puede evocar la imagen convierte al objeto simbólico en un talismán que nos ayuda a hacer lo que tenemos que hacer con un significado ritualístico.

El resultado más imponente del empeño fotográfico en esta asignación fue la percepción creativa,sincera,íntima de la imagen en su relación transformadora de la condición humana. 

 Sobre la fotografía. Susan Sontag.


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