lunes, 8 de julio de 2013

Una de la mayor satisfacción en digital 2 fue la oportunidad de hacer desnudos. A lo largo del curso, no hice más que pensar a quien iba a fotografiar en lo que sería mi escenario, el piano de la casa. Después de una larga espera para contactar a mi querida amiga Gaby, sostuve un encuentro con ella una tarde en mi casa. Unas copas de vino alegraron la tarde para poder iniciar la sesión que nos llevo a una muy grata velada fotográfica. Cada toma resultaba como lo había pensado. El reflejo del retrato hablado que había imaginado se hacía cada vez más sutil al transcurrir de las horas. La naturalidad en la expresión  me conducía de la mano por el bagaje artístico de la musa que encaminaba mi ojo hacia una dimensión poco conocida. Al transcurrir de las horas, el lugar se apropió de lo que fue el escenario animado de mi experiencia fotográfica más relevante hasta ahora de lo que va en 60 horas de clase. Gracias a Gaby por esta oportunidad única de fotografiar en su total y absoluta desnudez el alma.






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